Guirnaldas, luces de color, estrellas colgadas y lazos por doquier. Más de cien personas reunidas en las gradas y un buen montón que quedaban sin sitio y estaban de pie.
Zapatos recién abrillantados, un traje negro de terciopelo, tan suave que, a lo lejos, parecía que al tocarlo, los dedos se hundirían en él. Una camisa blanca con olor a detergente de Marsella. Podías reflejarte en el engominado pelo que lucía aquel elegante caballero, el cual vestía un pequeño pañuelo de raso resbaladizo anudado al cuello. Sus calientes y sudorosas manos sujetaban con fuerza la delicada cintura de una graciosa bailarina, la cual olía a azahar aún sin haberte acercado a ella, no por haber gastado medio bote de perfume, sino por producto de la imaginación.
El tutú rosa que abultaba debido a las mil capas, comenzó a levantarse en intervalos de tres segundos siguiendo el ritmo de una melodía que había empezado y tras la que todo el público había quedado en silencio. Los delgados brazos de la joven muchacha parecían frágiles antes de que esta mostrase sus pasos de baile, pero ahora las venas asomaban su camino por el pálido brazo de la joven. Los jugosos y rojos labios se estiraron dibujando una sonrisa y el rostro alargado de la bailarina se dirigió hacia un ángulo más elevado. De esta manera, el brillo del mayot, se vio con más detalle y una especie de bola de discoteca, o eso parecía con aquel atuendo, dejó que el bailarín pasase sus manos por los pliegues del pecho y la elevase con tanta facilidad que cualquier espectador podía imaginarse allí arriba.
El suelo de madera, encerado hacía una hora, hacía deslizar los pies ligeros de la bailarina mientras el hombre caminaba con destreza rodeando a la joven y haciendo sonar sus pasos a lo lejos. La melodía elevó su ritmo, señal de que el baile cambiaría de forma. Entonces, ambos se acercaron de pronto. Ella, corría tanto que la cola vaporosa de su vestido no había llegado a su destino cuando ella ya se encontraba en los brazos del bailarín. Juntos, comenzaron a girar de tal manera que, a la vista de los espectadores, aquello parecía una veleta que da vueltas y pierde su verdadera forma.
De pronto, ambos recuperaron su forma y la pierna de la chica se había elevado hasta quedarse paralela a su diminuto cuerpo. Mientras el chico la abrazaba con sus musculosos brazos, con los que podría darle hasta tres vueltas, debido a la poca talla de la cintura de la bailarina. Unas gotas de sudor brillaban en la frente de los dos bailarines, algunos mechones de rígido y engominado pelo habían acabado en la cara y los pechos de ambos se elevaban y volvían a descender al ritmo de su alocada respiración. La melodía había llegado a su fin y todo el público estaba de pie y aplaudía. Ella sintió que las heridas de sus pies durante meses habían merecido la pena y él se dio cuenta de que aquello le hacía tan feliz que el estar lejos de su casa había perdido importancia.
IMAGEN
- Dimensiones: 2560 x 1920
- Ancho: 2560 píxeles
- Alto: 1920 píxeles
- Resolución horiontal: 72 ppp
- Resolución vertical: 72 ppp
- Profundidad en bits: 24
- Representación del color: sRGB
- Bits comprimidos: 4
CÁMARA
- Fabricante de cámara: Panasonic
- Modelo de cámara: DMC-TZ1
- Punto F: f/2.8
- Tiempo de exposición 1/30 s
- Velocidad ISO: ISO-80
- Compensación de exposición: 0 paso
- Distancia focal: 5 mm
- Apertura máxima: 3
- Modo de medición: diseño
- Modo de medición: diseño
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